viernes, 17 de septiembre de 2010

Wonderland.

Fecha de estreno: noviembre de 1999
Dire: Michael Winterbottom

Reparto: Shirley Henderson, Gina Mckee, Molly Parker, Ian Hart, John Shimm, Jack Shepherd



RESEÑA DE CACAOLAT:

Hacer magia visual, pero retratando el Londres más real y accesible. Algo que no debe ser fácil y Winterbottom lo logró, allá cuando los aciertos eran más que los errores, en su filmografía. No sabría decir si Wonderland es la mejor de éste dire porque no he visto Welcome to Sarajevo, dicen que también obra maestra.
Lo que sí se es que Wonderland es aparte de muy buena, especial. El tono y color de las imágenes, la credibilidad de las actuaciones que de honestas parece que estés a dos metros, dentro de la pantalla con ellos. La música preciosa y envolvente, y las ideas de Michael Winterbottom para dar marcha a la historia a veces mediante giros visuales, a veces con conversacones que son aguijones directos al corazón de la realidad. Tal vez sea en la noche, y/o cuando llueve, cuando los habitantes de una gran ciudad se permiten evadirse de esa dura vida cotidiana que les enfrenta, incluso a los seres queridos como las tres hermanas protagonistas que tan diferentes como son se necesitan, aunque no puedan evitar tirarse reproches hirientes por mucha verdad que planteen.
La vida de ésta familia y los que le rodean nos es mostrada por separado y juntas, los momentos felices y los de preocupación, el pasado, sus esperanzas inmediatas, nada nuevo si no por fuera la belleza con la que relata en éste cuento urbano.
¿Y cómo queda le peli en cuestión? Muchos premios, abrumadora opinión positiva por parte de la crítica y de la afición, cine social sin caer en lo pretencioso. Lo raro es que no la tuvieran en cuenta para esos premios considerados los más guays de los más guays.

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RESEÑA DE ONOX25:

Cuando uno oye palabras como fantasía, acostumbra a relacionarlo con imágenes agradables. De esas hay, algunas, en el país maravilloso de Winterbottom. Pero hay más tristeza, desesperanza, en el Londres menos atractivo... si no fuera por la fantasía, ahora sí de bonita, que muestra una película recomendable para cualquiera que quiera ver algo que sea más que entretenimiento. Un ejemplo de arte en movimiento con una lírica preciosista, tanto en la fotografía como en la música de Michael Nyman (extraordinaria, pocas veces usada tan bien en beneficio de viedoclip sin que quede molesto, todo lo contrario) sin descuidar la historia en sí de unas personas que buscan a su modo no ya la felicidad, pero sí al menos la estabilidad, pequeños momentos de humor, no sufrir.
Winterbottom sabe cuando dar al espectador una dosis de cada elemento a lo largo del metraje, de aquí para allá confeccionando unas vivencias que en el fondo son las mismas, la de todo quisqui que habite una urbe como Londres o Madrid o Chicago. Si lo piensas, no hay mucha diferencia con la vida de usted o yo lo que estamos viendo. Pero puesto de una forma tan creíble que en realidad pensarlo asusta, o al menos marea un poco.

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RESEÑA DE KEY:

Cada sonido, cada imagen, cada palabra, tiene su intención para adentrarnos y no salir de las historias de los personajes de ésta peli, haciéndonos compañeros de un viaje tan sencillo en su apariencia como complejo en el fondo. En el fondo de la mente de cada una de las hermanas. Y no podemos hacer nada, sólo ser testigos de sus dramas y (las menos) alegrías del día a día, que cada una hace por su lado pero recelan de contársela con detalles al resto cuando se reúnen.
¿Cual es el verdadero Londres? ¿El de Notting Hill? ¿El de lluvia en los zapatos? Me da que no, que el de verdad es el que nos mustra ese inquieto director que experimenta mucho con lo visual, con la intención de apoyar el relato, y cuando lo consigue deja auténtico cine social que además no aburre salvo que vayas con ese chip puesto adrede. Yo si tengo claro que es la mejor de Winterbottom, al oir su nombre me viene al coco Wonderland antes que ninguna otra. Algo tiene ésta cinta que te deja desolado y entusiasmado a la vez. Nadia, Molly y Debbie representan a la mayoría de las mujeres urbanas de su tiempo. Y también a la mayoría de los hombres. Una generacioón de hermanos mayores y menores condenados a no llevarse bien, a pesar de tener aspiraciones similares.
Y con más en común de lo que nunca admitiremos, en cuanto a gustos y en cuanto a forma de pensar.

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